Es una pena que cada vez vayan quedando menos barberías y
barberos en nuestras ciudades, en Pamplona ya quedan pocos establecimientos de
este tipo y será cuestión de unos pocos años para que pasen al recuerdo. Uno de
mis mejores disfrutes en mis viajes es encontrarme frente a alguna de estas
peluquerías antiguas y percibir todo su “poso” y “encanto”, donde se pude
apreciar cómo pese al paso de los años todo sigue prácticamente igual a lo que
un día fue. Si hay tiempo y el idioma me lo permite, la visita termina con una
cordial charla, presentándome como compañero de profesión. Siempre es un placer
hablar con estos auténticos “artesanos del cabello” a los que no les suele
faltar anécdotas que contar.
Debo de reconocer mi admiración por los barberos y sus barberías,
hombres infatigables que siempre con buen sentido del humor trabajaban
interminables jornadas incluso los domingos, día del afeitado por antonomasia.
Estas peluquerías antiguas desde siempre han sido mucho más que un lugar donde
se corta el pelo, siendo un auténtico centro social y de reunión para muchos,
donde se sucedían eternas charlas. Por aquel entonces no estaba tan dignificada
la profesión y pese a que el mérito de los barberos era mucho, no era éste para nada
reconocido ni gratificado económicamente. Les tocaba luchar con clientela ruda,
a veces con falta de higiene y otras con clientes “alegres” que pasaban por el
salón tras haberlo hecho antes por la taberna de al lado.
Desde estas líneas quería hacer mi pequeño homenaje a los
barberos y sus barberías. Hombres como Aaron Biber un legendario barbero de
Tottenham, que a sus 89 sigue al pié del cañón, levantándose cada mañana para
encontrarse y aciquelar a sus amigos clientes. El día que me enteré de la
noticia, de que su barbería había sido saqueada tras los disturbios acaecidos
este agosto en Londres, era inevitable no sentir una gran pena. Pero hoy
gracias a la iniciativa de varios jóvenes para recaudar fondos con el fin de
que Aaron lograra abrir su barbería, ya todo ha vuelto a la normalidad y este
barbero otra vez es feliz volviendo a hacer lo que más le gusta, cortar el
pelo. Tras la iniciativa se lograron obtener más de 25.000 Libras y la
peluquería se llenó de clienta, con clientes de la talla (nunca mejor dicho
porque alto es un rato) de Peter Crouch delantero del Tottenham, tal como se
puede ver en la imagen.